lunes, 16 de agosto de 2010

REFLEXIONES








Una forma inspira un pensamiento; luego se desarrolla la idea: la idea que nos hemos formado de las cosas. Las cosas las asociamos con hechos. Hechos, situaciones y momentos es lo vivido.

Tomo el dibujo como una manera de registrar una idea que se ha elaborado durante cierto periodo de tiempo; por lo cual, el dibujo testimonia un pensamiento y a través de él evocar sensaciones.

La forma provoca formas. Es una manera de hacer consciente la observaciòn, de ir màs allà de la simple pecepciòn de lo que nos rodea.
Dos formas se acompañan, yuxtaponer puede generar una ambigüedad en la interpretaciòn; esto depende de quien observa, del conocimiento que el espectador trae consigo.

Transformo lo observado en un pensamiento continuo, en una obsesiòn constante.

Transformo la realidad sin alterarla. La realidad ya no es tan real.











Yezid Vergara

Bogotà, agosto 2010

lunes, 8 de febrero de 2010

Ejercicios Ascéticos





El planteamiento del problema para la realización de la presente obra parte del ejercicio, el hecho de realizar un acto que lleva a ocuparse en un oficio, en este caso el realizar las obras en una técnica específica: la xilografía.



Quería con esto ganar habilidad y destreza en el oficio, dedicado a ejercitar la perfección técnica; así, el acto de tallar comenzaba a pensarlo como una meditación, como un acto de purificación mental. Un ejercicio manual que lleva a realizar un ejercicio intelectual. En la medida que pasaba el tiempo, mientras realizaba la obra, me sirvió para complementar lo que ya hace un buen tiempo venía pensando: el arte mantiene, aun, el poder de transformar el espíritu del ser humano.



Es por esto que decidí llamar a esta serie "Ejercicios Ascéticos", tratando de encontrar una similitud entre la realización de la obra y los ejercicios espirituales debido a que las prácticas religiosas se realizan retirándose por unos días de las ocupaciones mundanas. De esta manera me retiré durante nueve meses para dar vida a esta serie.



La actividad realizada en esos nueve meses se dividió en dos partes: la primera de silencio, para compenetrarme con el espacio que me acogía; la segunda de acción, que a su vez se dividió en seis momentos los cuales denominé: de reticencia, de lujuria, de contemplación, de desapego, de retentiva y de sosiego. Los seis ejercicios planteados se resolvieron de la siguiente manera:




Ejercicio nº 1, de reticencia.
Las palabras son inútiles, mejor los actos. La mirada recorre las formas, las dibuja mentalmente. Estar en silencio es fácil cuando se observa, la palabra distrae. El gesto lo dice todo.








Ejercicio nº 2, de lujuria.
Tallar, dibujar o pintar con un gusto especial por lo observado, que incita a describir constantemente lo que nos rodea.










Ejercicio nº 3, de contemplación.

Mirada atenta, constante, examinando con atención las vetas de la madera, ocupándose con intensidad de la acción de la gubia mientras incide la superficie suavemente, algunas veces. Con vehemencia otras tantas.






Ejercicio nº 4, de desapego.

Alejarse poco a poco de los contornos, no quedarse en ello.










Ejercicio nº 5, de retentiva.
La acción permanecerá en la memoria a pesar del tiempo.






Ejercicio nº 6, de sosiego.
Al final llega la quietud, el trabajo ha sido realizado.







Podemos regresar en paz.





Yezid Vergara

Roma - Bogotá

2008 - 2009